Isabel nació en la ciudad de Múnich, Baviera. Su padre, Maximiliano de Baviera, duque en Baviera, procedía de una rama menor de la Casa de Wittelsbach, la de Condes Palatinos de Zweibrücken-Birkenfeld-Gelnhausen, en ese momento "Duque en Baviera". En cambio su madre, Ludovica de Baviera, era hija del rey Maximiliano I de Baviera y, por tanto, princesa real de Baviera.
Educada, como sus hermanos, lejos de la Corte de Baviera, pasó la mayor parte de su infancia a caballo entre su ciudad natal y los salvajes parajes que rodeaban al castillo de Possenhofen, una construcción a orillas del lago de Starnberg que su padre había adquirido para residencia de verano y que pronto se convirtió en la residencia preferida por la familia ducal.
A los 16 años, Isabel acompañó a su madre y a su hermana mayor, Elena de Baviera, a quien familiarmente apodaban Nené, en un viaje a la residencia de verano de la Familia Real de Austria, situada en Bad Ischl, donde esperaba la archiduquesa Sofía de Baviera, hermana de Ludovica, junto a su hijo, el emperador de Austria, Francisco José I. Tal encuentro estaba preparado para que el Emperador se fijase en Elena y la tomase como prometida. Sin embargo, Francisco José, de 23 años, se sintió inmediatamente atraído por Isabel, trastocando los planes que madre y tía tenían para ellos.
Isabel (derecha) y su hermana Elena (izquierda).
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